Colección de lecturas
 

PDF Confesión de fe en perspectiva menonita

Confesión de fe en perspectiva menonita
Iglesias Menonitas de Canadá y Estados Unidos


Artículo 15. Ministerio y liderazgo

Creemos que el ministerio continúa la obra de Cristo, quien da dones por medio del Espíritu Santo a todos los creyentes y los capacita para servir en la iglesia y en el mundo. También creemos que Dios llama a ciertas personas en particular a ejercer ministerios y funciones específicas como líderes en la iglesia. Al servir a la iglesia, todos los que ministran han de dar cuenta a Dios y a la comunidad de fe.

Cristo invita a todos los cristianos a ministrarse unos a otros en la iglesia y, de parte de la iglesia, más allá de sus confines [1]. Cristo les faculta para el ministerio como respuesta a necesidades y oportunidades específicas [2]. Servir así es participar en la creatividad de la obra de Dios para edificar el cuerpo de Cristo en amor y dar testimonio en el mundo de la justicia de Dios [3].

La iglesia llama, forma y designa a hombres y mujeres para una diversidad de ministerios de liderazgo para sí. Estos pueden incluir funciones como la de pastor, diácono y anciano, así como evangelistas, misioneros, maestros, ministros de una asociación de congregaciones, y supervisores [4]. El carácter y la reputación de los líderes ha de ser irreprochable. Siguiendo el ejemplo de Cristo, las personas designadas así enseñan con autoridad, interpretan las Escrituras y la fe diligentemente, hablan la verdad divina con denuedo, equipan a los santos, tratan compasivamente con los necesitados, y guían a la congregación en la vida de fidelidad, de tal suerte que la iglesia sea «[edificada] conjuntamente en espíritu para morada de Dios» [5].

La confirmación del llamamiento a un ministerio en particular es una señal de la transparencia mutua entre la iglesia y su representante escogido. Después de un tiempo de discernimiento puede haber una ordenación u otro acto por el estilo, con imposición de manos [6]. Este acto simboliza la responsabilidad de la persona como siervo de la Palabra. La congregación y la iglesia en un sentido más amplio, o una asociación de congregaciones, participan en este acto como señal de su bendición y apoyo y como recordatorio, tanto de que la persona ha de dar cuenta ante Dios y la iglesia, como de que la iglesia asume su responsabilidad respecto a la persona.

  1. Mt 25,31-40; 1 Co 12,31-13,13
  2. Ef 4,7; Ro 12,4-6; 1 P 4,10-11
  3. Ef 4,15-16; Lc 10,1-37
  4. Ef 4,11-13; 1 Co 12,28; Ro 12,6-8; 1 Ti 3,1-13; Tit 1,5-9
  5. Ro 10,14-15; Mt 7,29; Tit 2,15; 1 Ti 4,13; Jer 1,4-10; 2 Ti 4,1-3; Ef 4,11-13; Fil 2,1-4; Ef, 2,22
  6. 1 Ti 5,22; Ex 29,35
 
  Copyright © 1995 Iglesias Menonitas de Canadá y Estados Unidos