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Confesión de fe en perspectiva menonita Confesión de fe en perspectiva menonita
Creemos que la iglesia es la asamblea de los que han aceptado la salvación por fe en Jesucristo que ofrece Dios. La iglesia es la nueva comunidad de discípulos enviada al mundo para proclamar el reino de Dios y para servir como anticipo de la esperanza gloriosa de la iglesia. Es la nueva sociedad establecida y sustentada por el Espíritu Santo. La iglesia, el cuerpo de Cristo, tiene como vocación parecerse más y más a Jesucristo, su cabeza, en su culto, ministerio, testimonio, amor y provisión mutuas, y en el orden de su vida común [1]. Reconocemos a la iglesia como la sociedad de creyentes de muchas naciones, ungidos para el testimonio por el Espíritu Santo [2]. Gracias a la obra del Espíritu Santo, las divisiones entre razas, clases sociales y géneros están siendo sanadas en la medida que personas de todas las categorías de la humanidad están siendo reconciliadas y unidas en la iglesia [3]. En tiempos de sufrimiento así como tranquilidad, la iglesia depende para su preservación y misión de la presencia y el poder del Espíritu Santo, antes que del poder ni la benevolencia del gobierno. La iglesia es la asamblea de aquellos que se comprometen voluntariamente a seguir a Cristo en la vida y a dar cuentas unos a otros y a Dios, reconociendo a la vez que la iglesia es imperfecta y por consiguiente necesita arrepentirse constantemente. La identidad de la iglesia como pueblo creyente de Dios se sustenta y renueva al reunirse los miembros regularmente para adorar. Aquí la iglesia celebra la gracia ilimitada de Dios, reafirma su lealtad a Dios antes que a ninguna otra cosa, y procura discernir la voluntad de Dios. La iglesia es la casa, o sea familia, de Dios [4]. El compromiso mutuo se manifiesta en el amor unos a otros así como Dios ama, al compartir recursos materiales y espirituales, al poner en práctica el cuidado mutuo y la disciplina mutua, y en la hospitalidad con todos [5]. La iglesia recibe gustosamente a todos aquellos que se adhieren a Cristo y se integran en la familia de Dios [6]. Creemos que la iglesia en cuanto cuerpo de Cristo es la manifestación visible de Jesucristo. La vocación de la iglesia es vivir y ministrar como Cristo vivió y ministro en el mundo. Así como en un cuerpo caben muchos miembros, todos los creyentes han sido bautizados en un mismo Espíritu y en un mismo cuerpo de Cristo. Hay diversidad de dones y ministerios en la iglesia, todos dispuestos para el bien común. Los creyentes han de amarse unos a otros y crecer hacia la semejanza de Cristo, quien es la cabeza de la iglesia. La iglesia existe como una comunidad de creyentes en la congregación local, como una comunidad de congregaciones, y como una comunidad mundial de fe.
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