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Retiro de pastores y líderes de AMyHCE, febrero de 2018.

AMyHCE: 25 años juntos
por Dionisio Byler

Hace unos días me preguntaban cuándo había sido el primer Encuentro Menonita Español. Fue los días 9-11 de septiembre de 1994, con lo cual el próximo, que será durante el puente del 1º de noviembre, cumpliremos nuestro 25 aniversario de celebrar estos encuentros bienales. He encontrado en mi archivo toda la correspondencia que conservo (en papel, por supuesto; lo digital todavía no estaba tan extendido por aquel entonces) sobre los preparativos y la celebración de aquel primer EME.

Durante los primeros años hubo algo de confusión con la numeración de los EME, hasta que dejamos de numerarlos. Es que en los años 80 la Iglesia Menonita de Barcelona convocó un encuentro de un fin de semana, que se celebró en una finca rural cerca de Tarragona, a la que asistimos según recuerdo unas diez o doce personas. Aquello se denominó en su día Primer Encuentro Menonita Español, de manera que el primer EME con el formato presente fue en realidad el segundo con ese nombre.

Por lo que he podido descubrir al hurgar entre mis papeles, habría sido yo quien convoqué —me imagino que inspirado en diversas conversaciones donde surgiera la idea— una consulta en Burgos el 11 de diciembre de 1993, para explorar la celebración de un Encuentro Menonita Español. Respondieron a mi convocatoria representantes de la Iglesia Menonita de Barcelona, la de Hermanos Menonitas en Madrid, y de Comunidades Cristianas Unidas de Burgos. Excusaron su ausencia a la vez que expresaban su apoyo, los Hermanos en Cristo de Madrid. De allí salió un esbozo del programa, una decisión sobre la fecha, y el nombramiento de un servidor como responsable de la organización y Antonio Frías como tesorero para el encuentro.

Las iglesias constituyentes

Aquí tengo que hacer un paréntesis para relatar lo que recuerdo sobre los orígenes muy dispares de estos cuatro grupos, y la relación que tenían con la tradición cristiana «menonita».

Lo de Burgos es seguramente lo más complejo, por cuanto las Comunidades Cristianas Unidas de Burgos era una asociación que pretendía reunir a todos los evangélicos de la ciudad, abarcando una iglesia fundada por misioneros evangélicos norteamericanos; los rescoldos que quedaban de un movimiento juvenil con influencias católicas, pentecostales y menonitas, con un fuerte componente inicial comunitario de vida en viviendas compartidas; y una tercera comunidad creada por personas de las otras dos, cuyo pastor se identificaba como menonita. La segunda de esas comunidades era la que sentía vínculos con el mundo menonita por influencia de la enseñanza itinerante de Juan Driver, y a la postre el ministerio de José Gallardo y un servidor y mi esposa.

Los misioneros menonitas Juan y Boni Driver habían llegado a Madrid en 1975 y Juan se dedicó a un ministerio de enseñanza bíblica «radical», muy bien recibido inicialmente por iglesias evangélicas en diferentes puntos de España. Posteriormente caería bajo sospecha porque su radicalismo bíblico menonita, que al principio resultaba tan refrescante y atractivo, al final asustó a los que preferían atenerse a sus rancias tradiciones evangélicas ultraconservadoras nutridas durante los años de resistencia frente a la dictadura nacionalcatólica.

El matrimonio se instaló durante varios años en Barcelona, donde algunos matrimonios jóvenes menonitas norteamericanos, junto con ciertos individuos que habían participado en la iglesia menonita de emigrantes españoles en Bruselas, empezaron lo que acabaría por devenir en la Iglesia Evangélica Menonita de Barcelona. La presencia de misioneros norteamericanos no duró mucho, y poco a poco la iglesia se fue consolidando bajo el liderazgo de José Luis Suárez, que había sido antes pastor de aquella otra iglesia en Bruselas. La iglesia tenía en común con el grupo de Burgos —amén de la influencia de Juan Driver— unos inicios de fuerte compromiso comunitario.

Los Hermanos Menonitas en Madrid constituían una pequeña comunidad que quedaba tras algo así como una década de fuerte inversión en España por parte de la entidad misionera de los Hermanos Menonitas de EEUU, que enviaron varias familias misioneras y consiguieron empezar una iglesia que hoy continúa (con identidad como iglesia bautista) en Tres Cantos, y en los años 90 todavía se perpetuaba además como iglesia de Hermanos Menonitas en un local en Torrejón de Ardoz. El matrimonio de Lynn y Mary Kauffman continuaba en Madrid a modo personal, aunque ya la misión que los había enviado había cesado su esfuerzo evangelizador en España.

El joven matrimonio estadounidense Bruce y Merly Bundy luchaban por establecer la presencia de los Hermanos en Cristo, evangelizando en Madrid. Habían conseguido reunir un grupo pequeño de personas y tenían mucho ánimo y visión para el futuro de su testimonio en Madrid. Los Hermanos en Cristo tienen un fuerte componente de influencia del movimiento anabaptista del siglo XVI.

El movimiento anabaptista derivó con el tiempo en Iglesia Menonita, de la que se fueron escindiendo diferentes grupos que la veían demasiado tradicionalista —el caso de los Hermanos Menonitas— o demasiado transigente con «el mundo» —el caso de los ámish—. Pero aquellos orígenes radicales (y muy perseguidos hasta el martirio) del anabaptismo en el siglo XVI fueron también fuente de inspiración para otros grupos posteriores —el caso de los Hermanos en Cristo—. Muchos de los grupos derivados del anabaptismo se fueron asociando a lo largo del siglo XX mediante la celebración cada cinco o seis años del Congreso Mundial Menonita. Aunque la palabra «menonita» no describía adecuadamente su identidad cristiana, la vinculación histórica con el anabaptismo sí les importaba.

Entonces nos pareció útil imitar eso mismo tachando de «menonita» un encuentro que reunía a una mayoría de personas, probablemente, que no se identificaban personalmente como menonitas. De hecho, asistieron también algunas personas invitadas de otras comunidades cristianas con las que de una manera u otra algunos de los organizadores teníamos relación.

Evolución del Encuentro Menonita

Se ve que el EME celebrado en septiembre de 1994 fue todo un éxito. Ha tenido continuidad cada dos años (con un leve desfase que a lo largo del tiempo nos ha llevado de celebrarlo en años pares, a celebrarlo últimamente en años impares).

Pero además, para mi sorpresa descubro en mis papeles que ya en diciembre de 1994 nos reunimos un grupo de responsables de las diferentes iglesias participantes y empezábamos a tomar pasos para constituirnos informalmente como asociación fraternal de iglesias. Dimos a la asociación el mismo nombre: Encuentro Menonita Español. Y para cuando se celebró esta reunión ya obraba en mi poder una respuesta del Secretario Ejecutivo del Congreso Mundial Menonita, a mis preguntas acerca de lo que se exigiría para que nuestra asociación pudiese ingresar como miembro de dicho Congreso.

Cuando al final adoptamos unos estatutos —todavía como asociación informal, es decir que sin papeleo jurídico, como hasta hoy—nos pusimos el nombre de Asociación Menonita Española (AME); pero poco después quisimos dar visibilidad a nuestra diversidad y nos llamamos Asociación de Menonitas y Hermanos en Cristo en España (AMyHCE). Algunos años después esas mismas siglas pasaron a significar: Anabautistas, Menonitas y Hermanos en Cristo - España.

En 2018 por fin reunimos todos los requisitos para ser admitidos como entidad miembro pleno del Congreso Mundial Menonita. Hasta entonces veníamos siendo «miembros asociados», con un carácter excepcional, ya que de todas maneras nos concedían plena voz y voto.

Por otra parte, desde que la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE) empezó a reconocer formalmente a las «familias denominacionales» evangélicas, AMyHCE siempre ha figurado entre ellas.

Posteriormente llegó desde Honduras la asociación Amor Viviente, que también tiene raíces menonitas y también se sumó a AMyHCE. El testimonio de Amor Viviente ha ido creciendo en España a un ritmo que a los demás nos asombra (y nos hace sombra). Esa es otra historia, que bien merece ser contada y algún día se contará.