La importancia de construir relaciones interreligiosas
Comunicado de prensa: Mennonite Church USA
Urbana (Illinois, EEUU), 19 de mayo — Para Earl Kellogg, que ha dedicado gran parte de su vida a la educación superior, fomentar la relación con personas de otras religiones es tan fácil como conectar con cualquiera de sus vecinos. Y para su iglesia, First Mennonite Church de Champaign-Urbana, la mezquita es un edificio vecino; de manera que las oportunidades para conectar abundaban.
—Es importante —dice Kellogg—. Mantener este tipo de diálogo no es algo que a muchos les resulte natural. Pero si vamos a tener un impacto en este mundo, donde dedicamos atención y recursos para el bienestar y la prosperidad del prójimo (tanto espiritual como materialmente), entonces necesitamos entendernos unos a otros y ser capaces de trabajar juntos en cooperación. Eso es muy difícil si no existe algún tipo de relación.
Kellog está actualmente en el comité ejecutivo de Mennonite Church USA. Dice que conectar con personas de otra religión no era algo que aprendiera en su niñez en la Kansas rural. Pero en su carrera como profesor de desarrollo agrario en la Universidad de Illinois viajó mucho fuera de EEUU, especialmente a países en vía de desarrollo. Se dio cuenta que era importante que sus estudiantes pudieran tener una formación que les permitiera trabajar por la justicia con una comprensión adecuada del contexto religioso donde fuera que se encontrasen.
—Teníamos un gran número de estudiantes internacionales, muchos de los cuales eran musulmanes, y los estudiantes cristianos y musulmanes no tenían oportunidad de interactuar —dice Kellogg—. Me di cuenta que había bastante que hacer para construir un entendimiento mutuo.
Esa misma idea lo acompañó cuando sirvió como presidente de un consorcio universitario y después, al volver a la Universidad de Illinois como vice canciller adjunto de asuntos internacionales. Esa era su función en la universidad en 2001, cuando el ataque a la torres gemelas de Nueva York generó una ola de tensiones religiosas a lo ancho de Estados Unidos.
—Una de mis responsabilidades era la respuesta de la universidad e implantación de normativas nuevas para estudiantes de diferentes países, en particular los musulmanes —explica Kellogg. Consultó con abogados sobre un compañero, de confesión musulmana, que fue llevado a Chicago para interrogarlo, y dio la cara por él; y ayudó a los estudiantes con problemas de inmigración y visados en las dificultades de los meses subsiguientes.
En medio de todo eso, el Central Illinois Mosque and Islamic Center, que está al otro lado de la calle frente a la iglesia First Mennonite, decidió abrirse para brindar respuestas a preguntas sobre el islam, en lugar de guardar silencio. Kellogg, que ya tenía algo de relación con la mezquita, recibía invitaciones frecuentes para ser parte de un programa de interacción con políticos, vecinos del barrio, y otros interesados en el diálogo que proponía la mezquita.
Con el paso de los años la relación entre los dos centros religiosos, el musulmán y el cristiano menonita, se fue ahondando y expandiendo, y se han apoyado mutuamente en tiempos difíciles, estimulándose mutuamente a superarse. Crearon juntos un jardín de la paz, y cooperan regularmente en diferentes programas. Comparten unos mismos espacios de aparcamiento, por cuanto las reuniones de los musulmanes caen en viernes. Este verano tienen el proyecto —conjuntamente con la sinagoga del lugar— de crear un programa conjunto para la juventud del barrio, para ayudarles a entenderse mutuamente.
Esta cooperación mutua se ha hecho tan importante, por ambas partes, que cuando hace algunos años la iglesia First Mennonite buscaba un pastor nuevo, la mezquita rogó poder participar en la selección. El pastor titular actual, Michael Crosby, dice que consulta regularmente con el imán de la mezquita, Ousmane Sawadogo, y otros miembros, y valora hondamente esa relación tan particular que tienen.
—La amistad con la mezquita es una parte importante de la identidad de esta iglesia —dice Crosby—. Estamos agradecidos de que hubo personas que entendieron el valor de esa relación hace quince o veinte años. Cuando hablamos de amar al prójimo, nosotros nos referimos muy naturalmente a todas esas personas que acuden a la mezquita a adorar.
La energía se ha extendido, y ahora otras iglesias de la ciudad están interesadas en ampliar y desarrollar una Alianza Interreligiosa. Hace poco se lanzó un programa de Habitat for Humanity (ONG que edifica viviendas para personas desahuciadas) para la construcción de dos casas en la ciudad, aportando financiación y mano de obra voluntaria. La reacción de los vecinos ha sido casi universalmente positiva, según Crosby.
—Es fabuloso ver el resultado de muchos años de trabajo duro para construir relaciones —dice Crosby—. Hay en esta ciudad fruto que bien ha merecido la pena.
Kellogg, por supuesto, está encantado de ver ese fruto:
—No soy tan ingenuo como para imaginar que todo el mundo, ni cristiano ni musulmán, tenga interés en hacer esto, pero es importante que sigamos desarrollando la relación —dice—. Tenemos que encontrar formas de trabajar juntos frente al reto que supone la pobreza y la violencia callejera. Creo que Dios nos pide involucrarnos.