Escena de caza medieval. Trapiz del siglo XVI. Museo del Louvre. |
Parábolas para un mundo que vive a corto plazo (X)
Todo es para bien
José Luis Suárez
La casa de los huéspedes
El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana sin anunciarlo aparece un recién llegado.
Un gozo, una depresión, un acontecimiento inesperado,
algún huésped momentáneo viene cual visitante inesperado.
Dales la bienvenida y entretenlos, incluso si son un cúmulo de penas
que violentamente dejan tu casa vacía de muebles.
Sigue tratando a cada huésped honorablemente.
Tal vez te deje el camino libre para una nueva dicha.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, la maldición,
recíbelas en la puerta riendo, e invítalas a pasar.
Agradece todo lo que te llegue, porque todo ha sido enviado,
Como guía del más allá.
(Rumi. Poeta persa)
La lectura de este poema nos deja perplejos, porque ¿cómo podemos dar la bienvenida a acontecimientos que nos hacen daño? ¿Cómo podemos afirmar que lo ocurrido que nos hace sufrir puede tener un origen bueno? ¿Cómo podemos acoger y hasta agradecer lo malo que nos llega?
La frase del Pascal «el corazón tiene razones que la razón no entiende» nos puede ser útil en el momento en que nos suceden acontecimientos sobre los que carecemos de perspectiva para saber si realmente son buenos o malos, favorables o desfavorables. Con el paso del tiempo nos damos cuenta de que, muchas veces, lo que considerábamos una bendición en nuestra vida se ha tornado en una maldición y lo que nos parecía una maldición se ha vuelto una bendición.
La parábola «todo es para bien» nos deja algunas pistas para entender y sobre todo aceptar aquellos acontecimientos negativos que cuando llegan no sólo no entendemos, sino que no estamos dispuestos a integrarlos como parte de la realdad de nuestra existencia.
Todo es para bien
En un lejano país, un rey tenía un consejero muy sabio que vivía de acuerdo al principio de que todo lo que sucede ocurre para nuestro bien, aunque cuando acontece no lo podamos entender.
Pero he aquí que el rey un día estaba utilizando un cuchillo y en un descuido se cortó por completo uno de los dedos de la mano. Su consejero que en ese momento se encontraba presente declaró sin perder la calma:
—Todo es para bien.
El monarca montó en cólera. ¿Cómo podía ser para bien que se hubiera quedado sin un dedo y así mutilado para siempre? Indignado y decepcionado de su consejero, ordenó que lo metiesen en las mazmorras del castillo. La respuesta del consejero ante este infortunio fue:
—Todo es para bien.
Días después el rey salió de caza solo y sin su consejero que siempre le acompañaba en sus cacerías. Se perdió durante la caza y después de mucho cabalgar lo descubrieron unos indígenas, los cuales, después de atarlo, lo llevaron ante sus sacerdotes para sacrificarlo. Iban a inmolarlo cuando descubrieron que le faltaba un dedo, por lo que tuvieron que desistir del sacrifico ritual, puesto que no se puede sacrificar a los dioses un cuerpo imperfecto. De esta forma lo dejaron el libertad.
Nada más llegar al castillo, lo primero que hizo el monarca fue sacar de la mazmorra a su consejero y pedirle perdón por haberle encerrado ya que se había dado cuenta del mal que le había ocasionado.
—Mi señor —contestó el consejero—, siempre acostumbro a acompañaros de caza, pero en esta ocasión no pude hacerlo por el castigo que me impuso. Si yo hubiera ido con mi señor de caza, los adoradores de los dioses me hubieran escogido a mí para su sacrifico. De modo que al encerrarme en la mazmorra usted me salvó la vida. Lo ocurrido confirma que «Todo es para bien».
Algunos comentarios a esta parábola
El no aceptar la pena, la pérdida y el sufrimiento, la depresión espiritual (las noches oscuras del alma) no hacen sino empeorar la situación cuando tratamos de ignorarlas, negarlas o evitarlas. La verdadera tragedia se produce cuando no aceptamos que la vida humana por su propia naturaleza contiene pérdidas y sufrimientos. La experiencia humana está tejida por la alegría y la pena, la ganancia y la pérdida, la luz y la oscuridad, el calor y el frio, el placer y el dolor, el nacimiento y la muerte.
Frases para la reflexión personal