Mariposa

Parábolas para un mundo que vive a corto plazo (V)
Las trágicas consecuencias de la impaciencia
por José Luis Suárez

Las parábolas nos desafían a tener una mirada amplia hacia todo lo que vivimos

La riqueza de las parábolas consiste en que no son reduccionistas ni acotan espacios. Tampoco limitan posibilidades ni, en última instancia, son áreas cerradas donde ya está todo dicho y donde la imaginación, la intuición y la creatividad tienen poca cabida. Las parábolas serán siempre espacios abiertos donde el pasado, el presente y el futuro se unen para formar un todo; donde cada uno de estos espacios se complementan y amplían la perspectiva tan limitada de todo aquello que vemos y nos parece que entendemos.

Las dos parábola de este artículo nos invitan a una reflexión profunda acerca del mundo que nos ha tocado vivir y donde la rapidez, la velocidad, la búsqueda de resultados inmediatos y el virus de las prisas se han convertido en la norma en todos los ámbitos de nuestra cultura desbocada a la carta del mínimo esfuerzo. Todas las soluciones rápidas susurran la misma promesa seductora de obtener el máximo resultado con el mínimo esfuerzo.

Es una evidencia que el culto a la las soluciones rápidas ha ido echando raíces en la cultura popular. Estas parábolas cuestionan de forma asombrosa esa visión de la vida y nos muestran adónde nos puede conducir esta manera de entender todos los acontecimientos que nos ocurren.

Parábola de la impaciencia

En cierta ocasión, un hombre durante un paseo por el bosque, descubrió una crisálida en la corteza de un árbol y se la llevó a su casa para poder descubrir cómo se producía su eclosión. A los pocos días, se dio cuenta de que había una pequeña apertura en el capullo y entonces se sentó a observar la salida de la mariposa. El hombre vio cómo la mariposa se esforzaba para poder pasar su cuerpo a través de la pequeña apertura. Hubo un momento en que parecía que ya no adelantaba en su intento de salir del capullo. Daba la impresión de que se había quedado paralizada.

El hombre se impacientó, y decidió ayudar a la mariposa. Aproximándose, le echó el aliento para calentarla lo más rápido posible que pudo y ante sus ojos empezó a producirse el milagro de la vida. Se abrió el cascarón y la mariposa empezó a arrastrase lentamente. El hombre continuó observando y esperando que en cualquier momento, las alas se desdoblaran lo suficiente como para poder volar.

El horror del hombre fue grande al darse cuenta que las alas de la mariposa estaban plegadas a la espalda y arrugadas; la infeliz mariposa intentaba desplegarlas con todo su cuerpo tembloroso. El hombre se inclinó hacia ella e intentó de nuevo ayudarla con su aliento, pero todo su esfuerzo fue en vano. La mariposa luchó desesperadamente y, unos pocos segundos después, murió en la palma de la mano del hombre.

Lo que en su ignorancia no entendió este hombre, inmerso en su espíritu de buen samaritano, era que el impedimento de la abertura del capullo y la lucha de la mariposa por salir a través de la diminuta apertura, era la forma en que la naturaleza forzaba los movimientos de su cuerpo a ir hacia las alas a fin de que fueran grandes y fuertes y poderosas para volar.

Este buen samaritano no sabía que la libertad y el volar sólo pueden llegar después de la lucha. Al privar a la mariposa de su lucha, también el hombre le privó de su libertad y de su vuelo y eso causó su muerte.

Comentario a esta parábola

En el universo cada cosa tiene su tiempo de gestación, y no se puede acelerar más allá de lo naturalmente posible sin que tenga nefastas consecuencias.

«No tengo tiempo»

Un hombre estaba trabajando febrilmente talando árboles en un bosque, cuando un viajero que pasaba por allí, después de observarlo detenidamente durante un largo rato, le preguntó:

—¿Que está haciendo?

—¿No lo ve? —respondió sin levantar la cabeza—. Estoy cortando este árbol.

—Parece exhausto —comentó el viajero—. ¿Cuánto tiempo lleva cortando el árbol?

—Más de cinco horas, y estoy molido. Esto no es sencillo.

—¿Por qué no hace una pausa durante unos minutos y afila la sierra? Estoy seguro de que cortaría mucho más rápido el árbol.

—No tengo tiempo para afilar la sierra —dijo el hombre enfáticamente—. Estoy demasiado ocupado aserrando el árbol.

Comentario a esta parábola

Pararnos para recupera fuerzas no es un gasto de tiempo, sino una extraordinaria inversión.

Temas de reflexión que se desprende de estas parábolas

Esfuerzo, confianza, perseverancia, espera, procesos, atajos, prisas, urgencias, paciencia, creatividad, imaginación.

Frase para un mundo que vive a corto plazo

¡Cuán pobres son aquellos que no tienen paciencia! ¿Hay herida que sane de otra manera que no sea poco a poco? (William Shakespeare)