Diccionario de términos bíblicos y teológicos
iglesia — 1. En el Nuevo Testamento, cada congregación o asamblea local de seguidores de Jesús. 2. Iglesia es la pronunciación castellana del término griego ekklesía, que venía a indicar una asamblea, congregación o reunión de ciudadanos; y en el Antiguo Testamento, viene a significar «el pueblo de Dios». 3. Con el auge de la cristiandad estatal europea, el término iglesia pasa a denominar el edificio donde se celebra el rito cristiano. Pero entre los anabaptistas y muchos evangélicos, no se acepta este tercer sentido del término.
1. En el Nuevo Testamento, junto con la designación como «los santos» (es decir, las personas elegidas o apartadas para servir a Dios), empieza a verse frecuentemente el plural del término griego ekklesía (es decir «iglesias» o «asambleas» o «congregaciones»). Esto indica que muy pronto en el movimiento cristiano, el término «iglesia» se estaba empleando para referirse a cada célula o grupo de cristianos que se reunían habitualmente en un mismo lugar.
2. La Septuaginta, versión griega del Antiguo Testamento que era de uso corriente entre los primeros cristianos, había traducido con el término ekklesía, el término hebreo qahal. Así se indicaba la congregación de los varones adultos en Israel, por sus doce tribus. Cada tribu estaba, a su vez, organizada en «casas», es decir linajes descendidos de un común antepasado, que normalmente era representado en la asamblea por el «padre» o «jefe» de la casa. La «congregación de Israel» era un término que podía solaparse con el de los tsevaot, o ejércitos de las tribus de Israel. Es decir que la misma masa social de los varones de Israel podía describirse como «congregación» de Israel en determinados actos litúrgicos, o como «ejército» de Israel en su función militar.
La adopción de la monarquía en tiempos de David supone un cambio importante en la organización militar de Israel. Pierde protagonismo «la congregación de Israel», a favor de un ejército de reclutas comandados por una nobleza militar emparentada con la casa real. Para cuando se refunda la ciudad de Jerusalén bajo la soberanía persa en el siglo VI a.C., «la congregación de Israel» ya se encuentra enteramente desvinculada de ningún sentido militar y sólo se conserva el sentido de «la asamblea de los judíos que son fieles al Señor y a la Ley de Moisés». En tiempos del Nuevo Testamento, las familias nobles del territorio gobernado desde Jerusalén tenían una especie de senado, llamado «Sanedrín». En tanto, los judíos practicantes solían reunirse para sus oraciones y para el estudio de la Ley en cada lugar donde vivían, en «sinagogas» —y así hasta hoy. Sin embargo se conservó el sentido arcaico de «la congregación de Israel», como término que abarca a todos los judíos practicantes y fieles con la Ley de Moisés.
En el Nuevo Testamento este término, «congregación» (en griego ekklesía), se empieza a utilizar en un sentido ampliado donde se incluyen, además, aquellas personas —varones y también mujeres— que no descendían de Israel, pero que en cambio estaban dispuestas a aceptar a Jesús como el Mesías de Israel y Salvador de la humanidad.
3. En el siglo IV el emperador romano adoptó y promovió una forma del cristianismo, centrada en el clero y los sacramentos, donde se relegaba la «congregación» a un papel puramente secundario. Esta religión, que fue mayoritaria durante muchos siglos en Europa, requería para sus ritos litúrgicos, edificios dignos del Estado que la patrocinaba. Esos edificios pasaron a designarse «iglesias». Cuando una «iglesia» era especialmente monumental, se denominó también «basílica» (que en griego significa «real», «del rey»). En esos edificios también se veneraban reliquias de santos, es decir, huesos de personas muertas, a los que sus devotos atribuían poderes mágicos.
Los anabaptistas y otros muchos movimientos evangélicos posteriores, se han debatido entre dos formas de negar que esos edificios sean «iglesia» en alguno de los dos sentidos bíblicos. Algunos han preferido seguir utilizando el término iglesia pero recuperando el sentido de «asamblea» o «congregación». Otros, al contrario, se han negado a utilizar el término iglesia en absoluto (por considerarlo irremediablemente corrompido), prefiriendo términos como asamblea o congregación. Algunos anabaptistas, por ejemplo, prohibieron a sus fieles asistir a «tabernas, prostíbulos e iglesias», al considerar que todos eran lugares donde se fomentaban actitudes y conductas igualmente impías e indignas de personas consagradas al Señor. En ningún caso se aceptaría que un edificio pueda ser auténticamente «iglesia» —puesto que ésta consiste en personas, no piedras o ladrillos.
—D.B. |
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