Alexander Mack, fundador de la Iglesia de los Hermanos en 1708 |
Desde su fundación en Alemania en 1708, la Iglesia de los Hermanos (Church of the Brethren) es una denominación cristiana que se sitúa dentro de la tradición anabautista, aunque siempre manteniendo su propia identidad aparte de la de los menonitas y los ámish. Han sido aliados muy estrechos a lo largo de la historia de ambas denominaciones en EEUU. En particular, los menonitas, ámish, huteritas, hermanos y cuáqueros son las cinco «iglesia históricas de paz», que han defendido el derecho a la objeción de conciencia contra el servicio militar como parte de su fe cristiana.
Stan Noffsinger, secretario general de la Iglesia de los Hermanos, afirma que los menonitas y los Hermanos deben procurar trabajar juntos como agentes de reconciliación, por causa de «su común tradición y deseo de ser un pueblo de la shalom de Dios y la paz de Cristo en un tiempo cuando hay tanta violencia en el mundo».
El nombre de «hermanos» ha sido adoptado por diferentes grupos con distintos orígenes y tendencias teológicas a lo largo de los siglos —entre ellos, la Iglesia de los Hermanos. Este año por primera vez, esta denominación viene incluida en el censo mundial de agrupaciones anabautistas que publica el Congreso Mundial Menonita (CMM) —aunque solamente se ha contado, para estos efectos, a los Hermanos en Norteamérica.
César García, Secretario General de CMM, explica la inclusión de la Iglesia de los Hermanos en la Guía mundial de CMM. «CMM quiere señalar su reconocimiento de la realidad de que la Iglesia de los Hermanos se ve a sí misma como parte de nuestra tradición anabautista —dice—. Por eso los hemos incluido en este censo de todas las iglesias, grupos y colonias que se ven en continuidad con esa tradición».
Esto no significa que la Iglesia de los Hermanos sea ahora una agrupación miembro de CMM. La Guía mundial incluye también otros cuerpos que están dentro de la tradición anabautista pero que por diferentes motivos, no se han querido adherir al Congreso Mundial. Según la propia Guía, la cifra total para esta familia es de 2,1 millones de miembros, de los cuales 1,4 millones—67,7%— están en cuerpos afiliados a CMM.
Los menonitas y los Hermanos
Los menonitas, ámish y huteritas tienen su origen en la Reforma Radical de principios del siglo XVI, conocida como movimiento anabaptista. Los Hermanos surgen dos siglos después, bajo el liderazgo de Alexander Mack, un miembro de la Iglesia Reformada muy influenciado por el pietismo alemán. En sus orígenes, fue un movimiento de avivamiento que en lugar de enfatizar la doctrina, enfatizaba una fe interior, sentida, que daba como resultado una vida transformada.
Mack y otros pensaban que quienes mejor ejemplificaban este discipulado de Cristo en vida, eran los menonitas.
En 1708, después de convencerse de la necesidad del bautismo de creyentes (que no de bebés), Mack y otros siete se bautizaron en el río Eder, en Schwarzenau, Alemania, dando comienzo así al movimiento de Hermanos. Los primeros Hermanos emigraron a Pensilvania en 1719, asentándose en Germantown, donde también estaban llegando inmigrantes menonitas.
Al igual que los menonitas y ámish, los Hermanos copiaron de los cuáqueros en Pensilvania una forma de atavío «sencillo» (que renuncia a seguir la moda y abandona todo adorno), prohibieron bailar, jugar a las cartas y otros placeres mundanos. También como los menonitas, sufrieron divisiones. Hoy los descendientes de los Hermanos de Schwarzenau en EEUU se hallan diseminados en diez agrupaciones diferentes, desde los que sólo utilizan la tracción equina —como también los ámish— pasando por los fundamentalistas Conservative Grace Brethren, y hasta el grupo mayoritario conocido como Iglesia de los Hermanos.
Las guerras de EEUU en el transcurso del siglo XX impulsaron a las diferentes denominaciones que sostienen la no violencia cristiana, a colaborar juntas como «iglesias históricas de paz», para hacer frente a las fuertes presiones militaristas en la sociedad y de parte del gobierno. Juntos consiguieron el reconocimiento de la objeción de conciencia y colaboraron para gestionar el servicio alternativo que prestaban sus jóvenes.
Los Hermanos han experimentado un interés renovado en el anabaptismo a partir del tercer centenario de sus inicios, que celebraron en 2008. A estas alturas, muchos en la Iglesia de los Hermanos se preguntan si no han perdido su identidad, según Denise Kettering-Lane, profesora en el seminario teológico de los Hermanos en Indiana. Abandonando algunas de sus señas de identidad antiguas, los Hermanos vienen participando en diferentes iniciativas con otras denominaciones evangélicas. Los menonitas han sido más reacios a eso, temiendo diluir su testimonio e identidad.
Según Kettering-Lane, los Hermanos tienden a ver a los menonitas como «un hermano mayor, más serio». Piensa que esto puede deberse a su pasado marcado por el martirio. Los Hermanos se han librado del martirio a lo largo de su existencia. Sin embargo Kettering-Lane sospecha que ese recuerdo de sus mártires puede ser uno de los factores que hacen que los menonitas conserven mejor su sentido de identidad.
Como los menonitas, ámish y huteritas descienden directamente de los anabaptistas del siglo XVI, tienden a olvidar que la Iglesia de los Hermanos también se entiende ser parte de esta tradición. En estos últimos años hay iniciativas que procuran ahondar la relación entre menonitas y Hermanos, reconociendo esas referencias comunes en el anabaptismo del siglo XVI. Una de esas iniciativas es la que se ve reflejada en el libro Corrientes anabautistas, escrito en 1995 y traducido por Dionisio Byler en 2008 y difundido por internet.
PULSE AQUÍ para acceder al libro Corrientes anabautistas, una exploración conjunta entre menonitas y Hermanos, del legado anabaptista que comparten en común.
[Partes de este artículo se basan en uno de Rich Preheim, 11 noviembre 2015, para Mennonite World Review.]