Colección de lecturas
 

PDF Hermanos en Cristo. Fe y doctrina

Artículos de fe y doctrina de los
Hermanos en Cristo


I. La revelación y la Escritura

Creemos que en la naturaleza de Dios está el darse a conocer. Dios se revela a la humanidad de diversas maneras, con especial claridad en los Testamentos Antiguo y Nuevo de la Biblia. Aceptamos estos escritos divinamente inspirados como la Palabra de Dios que goza de autoridad.

La revelación en la naturaleza, en la historia y en el Hijo
    El mundo de la naturaleza y el cuidado sustentador de Dios sobre él hablan de su existencia y de su poder. Además, Dios ha puesto en los corazones humanos un sentido del bien y del mal. La revelación a través de la naturaleza y de la conciencia es parcial e incompleta. Por tanto Dios ha actuado en la historia para revelarse a la humanidad. Por medio de Abraham, Dios empezó a formar una comunidad de su alianza que revelaría a Dios y su voluntad para toda la humanidad. Por medio de sus palabras, acciones, y relaciones con el pueblo de Israel, Dios dio a conocer su persona y sus propósitos con el fin de proveer salvación para todos los que respondieran con fe y obediencia. En todo ello, Dios estaba preparando el tiempo cuando él se revelaría a sí mismo primordialmente mediante su Hijo, Jesucristo, «la Palabra hecha carne».

La Escritura, registro de la revelación
    Las Escrituras cristianas completan la revelación de Dios. Narran e interpretan la acción de Dios en la creación, en los eventos humanos, en los actos salvadores de Dios a favor de Israel, en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, y en la vida de la iglesia del Nuevo Testamento. Las Escrituras son el mensaje de Dios, escrito por personas en su propia lengua y situación de vida, según les inspiraba el Espíritu Santo. Este mismo Espíritu guió los procesos de selección y transcripción mediante los cuales las Escrituras nos han llegado a nosotros. Por tanto la Biblia es la Palabra de Dios fiable y goza de autoridad. Creemos que la Biblia, compuesta por el Antiguo Testamento (39 libros) y el Nuevo Testamento (27 libros), es la Palabra de Dios escrita. El Antiguo Testamento es el registro de los actos de salvación de Dios a favor de Israel y de su propósito redentor para todos los pueblos. Contiene numerosas profecías, muchas de las cuales se han cumplido en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento revela claramente a Dios en la persona y en la obra de Jesucristo, a quien envió Dios para ser el Salvador del mundo y para establecer su iglesia. El Antiguo Testamento prepara el camino para el Nuevo, mientras que el Nuevo Testamento cumple y aclara el Antiguo. Se complementan uno a otro en un mensaje unificado.

La Escritura y la Iglesia
    Creemos que la Biblia es el mensaje de Dios, de salvación para todos. Como creyentes, aceptamos a la Biblia como autoridad última en cuanto a fe y prácticas. El Espíritu Santo continúa obrando en la iglesia hoy día enseñándonos cómo entender, interpretar y aplicar las Escrituras por la fe y el estudio diligente. Cuando los creyentes abren las Escrituras, el Espíritu Santo les ayuda a discernir la verdad y la voluntad de Dios a partir de la Palabra. Cuando la iglesia se reúne en torno a la Palabra, el Espíritu Santo guía al pueblo de Dios a toda la verdad. Las Escrituras mismas son la medida primordial por la que es menester entender e interpretar la Biblia. La persona, enseñanza y obra de Jesucristo son la mejor aclaración posible del sentido de la revelación escrita de Dios. Los cristianos tienen el deber de leer y obedecer la Biblia. Por tanto la iglesia necesita proveer una predicación y enseñanza fiel de las Escrituras. Los individuos y las familias deben practicar la lectura y el estudio de la Biblia. Al leer y responder con obediencia el consejo de la Palabra de Dios, nuestras declaraciones de fe tienen integridad.

Base bíblica

La revelación y la Escritura. Juan 1:1-2, 18; 2 Timoteo 3:16; Hebreos 1:1-2; 11:6

La revelación en la naturaleza, en la historia y en el Hijo. Génesis 1:1-2:2; 12:1-3; Deuteronomio 7:17-8:2; Eclesiastés 3:11; Isaías 46:9; Mateo 1:23; Juan 1:3-5, 14; Romanos 1:20; Colosenses 2:9; Hebreos 11:3

La Escritura, registro de la revelación. Isaías 55:10-41; Jeremías 36:1-3; Juan 5:39; Romanos 15:4; 1 Timoteo 1:15; 2 Timoteo 3:16; Hebreos 1:1-2

La Escritura y la Iglesia. Juan 14:23-2416:13-15; Hechos 2:41-42; 2 Timoteo 2:1-2; James 1:22-25

 
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