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  Nº 117
Diciembre 2012
 
  Diccionario de términos bíblicos y teológicos

gentiles1. «Los nacionales», es decir el grueso de la humanidad, las gentes de las naciones ajenas a Israel, ajenas a la elección de Israel como pueblo especial del Señor.
2. «Los nacionales», es decir, los israelitas que en tiempos del Nuevo Testamento vivían entre las naciones, fuera del territorio de Judea y Galilea; los israelitas de la dispersión o diáspora.

En la imaginación de judíos y gentiles por igual estos últimos 15 siglos, ha quedado dibujada una división clarísima y absoluta entre los judíos —descendientes de Abraham— y los gentiles, que seríamos todo el resto de la humanidad.  Sin embargo es un estado de la cuestión que resulta anacrónico para el Nuevo Testamento, donde los términos «judío» y «gentil» tenían bastante fluidez y plasticidad.

Lo que sigue a continuación es una explicación acaso demasiado abreviada, de un proceso histórico de más o menos un milenio:

Primero tenemos el sentido típico del término en el Antiguo Testamento, donde se enfatiza la elección de Israel de entre las naciones.  Aquí «las naciones» es todo el resto de la humanidad, por el propio hecho de la nacionalidad.  Las naciones, por su propia filosofía constituyente, son contrarias al ejercicio de la soberanía del Señor.  Para constituirse como naciones tienen que someterse a sus dioses nacionales que impulsan ese proyecto nacional, que es un proyecto de rivalidad y guerra con las demás naciones.  Esos dioses patrocinan la monarquía en cada país y la jerarquización de las sociedades, con la nobleza militar y sacerdotal en la cumbre y los campesinos y esclavos en sumisión absoluta a los caprichos de la nobleza.  Son sociedades corruptas, injustas, extraordinariamente violentas, que se sustentan sobre la rapiña, la guerra y la opresión.

Desde luego la gran tragedia del Antiguo Testamento es que al final Israel no consiguió diferenciarse de las naciones.  Fue una nación más, con su propia versión del culto estatal y de la sociedad jerarquizada donde la nobleza minoritaria oprimía a las multitudes.  Por eso Dios rechazó y destruyó los reinos de Israel y de Judá, aniquilando para siempre sus dinastías reinantes, para volver a empezar con un «remanente» rescatado del exilio entre las naciones.

Luego tenemos el segundo sentido del término «gentiles» en el Nuevo Testamento, un sentido que deriva de este desarrollo final de la trama del Antiguo Testamento.  La experiencia de dispersión entre las naciones derivó en formas «nacionales» de la religión hebrea o israelita.  Entre tanto, la pequeña minoría de los que volvieron bajo el auspicio de la corona persa para refundar Jerusalén, desarrollaron su propia forma de la religión hebrea, que es la que establecieron especialmente Esdras y Nehemías.  Como vivían en la tierra de Judá, esa gente se acabó conociendo como «judíos» y su forma de la religión de Israel se acabó conociendo como «judaísmo».

Los israelitas o hebreos que seguían viviendo entre las gentes nacionales, serían conocidos por los judíos como «gentiles» (o «nacionales») y los judíos tacharon esa forma de la religión israelita, la que se vivía entre las gentes nacionales, de «gentil».  Era mucho más lo que tenían en común estos israelitas judíos e israelitas gentiles, que lo que los diferenciaba.  Pero como sucede siempre cuando una religión se divide en sectas o denominaciones, las diferencias —por pequeñas que fuesen de verdad— se agigantaron hasta parecer insuperables.

Es esta rivalidad —la que existía entre las formas «judía» y «gentil» de la religión de Israel— lo que asoma de mil maneras en el Nuevo Testamento.  Entre sus diferencias estaba por ejemplo la forma de la circuncisión, donde los «judíos» no aceptaban como válida la circuncisión «gentil».  Naturalmente los israelitas «gentiles», que se sabían ya circuncidados y descendientes de Abraham, se resistían enfáticamente a adoptar la circuncisión «judía»; una discordia que asoma en el Nuevo Testamento.

Al final la forma de religión de Israel que se impuso en todo el mundo fue la judía.  Y la forma «gentil» de la religión de Israel acabó aceptando la teoría de que Jesús es el Mesías, conociéndose como «cristianismo».  Los israelitas mesiánicos, es decir «cristianos», fueron también los que dieron continuidad al impulso misionero entre las naciones, que siempre había sido característico de la religión de Israel.  Esto también se ve en el Nuevo Testamento.  Al final acabaría desapareciendo del todo la distinción entre los israelitas «cristianos» y el resto de la sociedad de las gentes nacionales donde vivían.  Pero esto es ya avanzar hasta los últimos siglos del Imperio Romano y los primeros de la Edad Media.

Cuando leemos el Nuevo Testamento, entonces, tenemos que espabilar mucho para leer entre líneas quiénes son los gentiles en cada lugar donde se mencionan.  Y para evitar caer en el anacronismo de pensar que los judíos y gentiles de entonces, eran lo mismo que los de hoy.

— D.B.

 
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