¿Cómo es que Jesús, sabiéndose «rey de los judíos» y conociendo la historia y los antecedentes de su nación, haya resultado tan distinto en su manera de ser y actuar, a personajes insignes como Josué, David o Salomón? ¿Cómo leyó y entendió Jesús la historia de su pueblo? Con estas preguntas en mente, Byler se propone aquí dilucidar el sentido que tiene la historia que narra el Antiguo Testamento, de principio a fin. Los libros de la Biblia se escribieron para recitar enteros, de memoria. Aunque la división en capítulos y versículos puede resultar útil para determinados fines de estudio detallado, no conviene olvidar que están concebidos como un todo, con un mensaje y un propósito general. Pero tal vez la colección entera del Antiguo Testamento, vista en su totalidad, encierre también su propio mensaje. Esto nos obligaría a ver las narraciones históricas de la Biblia no como una serie de revelaciones divinas inconexas entre sí, sino como una obra literaria coherente, impulsada toda ella por una idea clara de a dónde quiere ir a llegar.
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