Colección de lecturas
 

PDF Baltodano, "Propuesta epistemológica prara una..."

Nuevos caminos en psicología pastoral
Daniel S. Schipani, editor

Ediciones Kairós, en colaboración con
Pandora Press y Ediciones SEMILLA



Capítulo 9
Propuesta epistemológica
para una psicología pastoral con perspectiva latinoamericana
Sara Baltodano [1]

Miguel Martínez Miguelez afirma con razón que una de las mayores críticas que se le hacen a las corrientes psicológicas– las que en ambientes académicos desean ser consideradas como ciencia–es su estructura epistemológica, la que sigue el modelo de las ciencias naturales. El deseo de ser aceptadas dentro del ámbito científico llevó a las ciencias psicológicas a dar un paso en falso al utilizar el método científico como criterio de verdad [2]. Y ese mismo peligro corre cualquier enfoque de psicología pastoral que acepte ese mismo criterio.

El objetivo de este ensayo es abrir un espacio de discusión en nuestra búsqueda de una propuesta epistemológica para una psicología pastoral con perspectiva latinoamericana. El marco teológico utilizado es el de la teología latinoamericana de la liberación que continúa proponiendo rupturas epistemológicas y metodológicas y que tiene como horizonte el Reino de Dios y su justicia. Las dos preguntas de trabajo que nos hacemos son las siguientes: ¿cómo deberíamos hacer teoría de la teológica práctica en América Latina? ¿Cuáles son los fundamentos y la metodología que proponemos como camino para conocer y transformar la realidad con compromiso evangélico hacia otro mundo diferente y liberador?

El ensayo se divide en seis secciones que identifican los pilares de esta propuesta epistemológica. Los presentaré en forma de rupturas como cambio de una epistemología a otra. Por ruptura epistemológica entiendo como el desplome de una barrera, esto quiere decir que hay conceptos, perspectivas o métodos que impiden una mejor manera de conocer. Y por obstáculos entiendo aquellos residuos de maneras previas de pensar y conocer que, cualquiera haya sido su valor en el pasado, bloquean la marcha de una nueva forma de conocer y entender críticamente la realidad presente. Creo que la ruptura con el pensamiento positivista es el paso primordial y necesario que nos lleva a una hermenéutica de la sospecha y, por ende, a una crítica que nos permita transformar nuestra realidad. De este primer aspecto se desprenderán los otros puntos que presento a continuación.

Del saber impuesto y cerrado, al saber construido críticamente

El término «hermenéutica» se usa en el sentido de teoría de la interpretación y con la connotación de que todo acto de conocimiento supone una interpretación que persigue la comprensión de un sentido. La epistemología hermenéutica surge como reacción a la epistemología positivista en un intento de distanciarse de una especie de complejo de inferioridad frente a la ciencia. La epistemología hermenéutica también implica la hermenéutica de la sospecha; esta última introduce la crítica reconstructora de la realidad, crítica a la interpretación de los textos bíblicos, a la teología positivista y a los sistemas políticos y eclesiásticos dominantes. En este caso, la crítica consiste en la imposición de límites a cualquier pretensión totalizadora y fundamentalista. En pocas palabras, la epistemología hermenéutica critica la concepción positivista que limita la posibilidad de comprender y transformar la realidad.

El positivismo, ideología formulada por Auguste Comte en el siglo XIX, sostiene que en la realidad existe un orden único que tiende al progreso indefinido de la sociedad y que todo lo que acontece responde a ese orden natural que hay que descubrir, conocer y aceptar. El objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de supuestas leyes generales y universales. Por lo tanto, en la epistemología positivista, el conocimiento ya está dado, elaborado y terminado no permitiéndose la problematización, que consiste en hacer preguntas críticas a la realidad injusta y opresora que desafía a la teología práctica. Por lo tanto, según se desprende del pensamiento positivista, los seres humanos no son constructores de la realidad social, noción que obviamente desalienta la involucración de las personas a favor del cambio social. Como metodología histórica, en el positivismo se privilegian las pruebas documentales y se subestiman las interpretaciones generales, motivo por el cual los trabajos dentro de tal marco referencial suelen sufrir, entre otras cosas, de excesiva acumulación documental y escasa síntesis interpretativa.

Por eso, como reacción a la epistemología positivista aparece la epistemología hermenéutica. Paul Ricoeur, quien acuñó la expresión «los maestros de la sospecha» para referirse a Marx, Nietzsche y Freud, observa cómo estos autores develan, o desenmascaran, un significado oculto. Karl Marx devela la ideología como falsa conciencia o conciencia invertida; Friedrich Nietzsche desenmascara los falsos valores; Sigmund Freud pone al descubierto los disfraces de las pulsiones inconscientes [3]. Estos autores dan pistas sobre formas de desenmascarar e interpretar la realidad; esto, sin embargo, supone el paso constante de una máscara a otra, pues tras una careta se esconden otras, lo que lleva al peligro de un exceso o de un defecto de interpretación. De ahí la importancia de la circularidad hermenéutica como metodología de la teología práctica que se encuentra en constante revisión y diálogo con otras interpretaciones de la realidad [4].

Por su parte, Ricoeur sostiene que, junto a la hermenéutica de la sospecha, debe realizarse una hermenéutica de la escucha capaz de captar plenamente el sentido (lo cual es por cierto fundamental en el acompañamiento pastoral). La hermenéutica de la escucha promueve la construcción de sentido, el cual no es unívoco; siempre existe la posibilidad de que el sujeto conocido comunique mensajes diversos a intérpretes diferentes.

Cabe agregar que el concepto de hermenéutica ya no puede ser entendido como un mero aspecto técnico perteneciente a una ciencia exegética en busca de significados. La interpretación, objeto primordial de la hermenéutica, es una búsqueda constante de sentido, y por medio de esta vía supone un encuentro con el ser o, mejor dicho, con la necesidad de develar el sentido del ser. Entonces, el concepto de interpretación ya no pertenece a una dimensión estrictamente metodológica sino que se acerca a una esfera ontológica.

A su vez, dentro de la hermenéutica, cabría una crítica a la búsqueda de leyes generales y universales, pues deja de lado necesariamente los elementos que no pueden ser generalizados. Así, algunas y algunos hermeneutas defienden un conocimiento ideográfico (de conocimientos más precisos, pero menos generalizables), en vez de uno nomotético (de leyes generales).

Finalmente, desde la hermenéutica se ha planteado la necesidad de conocer las causas internas, o «dinámicas» de los fenómenos. Así, en vez de buscar prioritariamente la explicación, la práctica de la hermenéutica privilegia más bien la comprensión de los fenómenos.

Jürgen Habermas, sin embargo, da un paso más allá superando las posturas positivista e interpretativa y orientándose hacia la transformación social. Este autor cuestiona el reduccionismo y la supuesta neutralidad del positivismo y el conservadurismo de la hermenéutica. Por lo tanto, propone el paradigma socio-crítico que se fundamenta en la tradición filosófica de la teoría crítica social [5].

La teoría crítica, a la que Habermas adhiere, sostiene que el conocimiento en teología práctica debería ir más allá de la mera interpretación; aunque es muy importante interpretar la realidad, debería extender su objetivo hacia la transformación del mundo. Esta orientación hacia la transformación es lo que caracteriza a la teoría crítica en oposición a la teoría positivista. La visión del mundo y las personas están en constante cambio y construcción. Las personas, la sociedad, así como también la naturaleza, son obras inconclusas y abiertas a procesos de humanización [6].

Entiendo que la teología práctica no podría cumplir una función transformadora por sí misma, o sea en forma aislada, sino en forma de colaboración y complementariedad interdisciplinaria. La investigación propuesta por la teoría crítica se presenta como teoría de la realidad social investigada como un todo. Por lo tanto, rechaza los intentos de crear enfoques especializados en sectores de la sociedad, ya que esto distrae de la comprensión de la sociedad como sistema y totalidad interrelacionada. Este paradigma crítico aporta una guía para la práctica que incluye cinco pistas [7]: conocer y comprender la realidad como praxis; unir teoría y práctica; unir conocimiento, acción y valores; orientar el conocimiento a emancipar y liberar al ser humano; implicar la participación de docentes a partir de la auto-reflexión. La tabla siguiente nos da una visión comparativa de las diferentes epistemologías aplicadas a la educación. Por analogía, podemos aplicarla al tema de la construcción del conocimiento en teología práctica.

Paradigmas de investigación educativa [8]

DIMENSIÓN POSITIVISTA INTERPRETATIVA CRíTICA
INTERESES Explicar, controlar, predecir Comprender, interpretar (comprensión mutua compartida) Emancipar, criticar e identificar el potencial para el cambio
NATURALEZA
DE LA REALIDAD
Dada, singular, tangible, fragmentable, convergente Construida, holística, divergente, múltiple Construida, holística
RELACIÓN EN INVESTIGACIÓN LA RELACIÓN ES SUJETO-OBJETO Independiente, neutral, objetivo, libre de valores LA INTERRELACIÓN ES SUJETO-SUJETO Interrelación, relación influida por factores subjetivos LA INTERRELACIÓN ES SUJETO-SUJETO Interrelacionados. Relación influida por el fuerte compromiso para el cambio
PROPÓSITO Generalizaciones libres de contexto y tiempo, leyes, explicaciones (nomotéticas):
Deductivas
Cuantitativas
Centradas sobre semejanzas
Hipótesis de trabajo en contexto y tiempo dado, explicaciones ideográficas, inductivas, cualitativas, centradas sobre diferencias Lo mismo que el interpretativo
EXPLICACIÓN Es causal. Causas reales, temporalmente precedentes o simultaneas Interacción de factores  
AXIOLOGÍA (papel de los valores) Libre de valores Valores dados.
Influyen en la selección del problema,
teoría, método y
análisis
Valores dados. Crítica de ideología


Del punto de partida del saber teórico, al punto de partida del saber práctico

Según Michael Foucault, el saber práctico consiste en tomar como referencia no las representaciones que los seres humanos dan de sí mismos, ni tampoco las condiciones que los determinan sin que ellos lo sepan, sino aquello que hacen y la manera como lo hacen [9]. En otras palabras, toda epistemología debería partir, por un lado, de las formas de racionalidad que están detrás de las formas de actuar (el aspecto tecnológico de los sistemas prácticos) y, por otro lado, de la libertad con la que se actúa, reaccionando a lo que hacen otras personas y modificando, hasta cierto punto, las reglas de juego (el aspecto estratégico de los sistemas prácticos).

En el campo de la teología práctica, Casiano Floristán llama este punto de partida el acto primero de la praxis de las cristianas y los cristianos. De este modo, al incorporar el quehacer teológico la vida concreta y cotidiana, los goces y las tristezas, aparece un nuevo lugar teológico. Esta visión parte de la fe vivida por las personas (no de conceptualizaciones científicas—lo que sería el acto segundo) cuya praxis histórica forma parte de la inteligencia de la fe [10]. La fe vivida dentro de una realidad específica a la cual se le hace un análisis crítico, se torna «palabra primera» de la teología práctica [11].

Johannes Baptist Metz afirma que el hecho que el término teología práctica fundamental sea inusual y para muchas personas extraño, es un síntoma de que teoría y praxis no se toman aquí en su sentido y relación habitual, según la cual la praxis se entiende como realización, aplicación o «concretización» de una teoría previamente elaborada [12]. Más adelante señala que la teología fundamental práctica hace hincapié en la fuerza inteligible de la praxis misma, en el sentido de una dialéctica teoría-praxis y que, en este sentido, somete la teología al «primado de la praxis» [13]:

Una teología fundamental práctica parte de la base de que son acríticos y pseudoteóricos todos aquellos ensayos que tratan de fundamentar la teología en una «teoría pura» o en una «reflexión absoluta». Y, al proceder así, la teología fundamental práctica no recurre en primera línea a las concepciones extrateológicas, hoy [1979] tan influyentes, de teoría y crítica, según las cuales todas las «teorías puras» se hallan insertas en un contexto más general de comunicación y de acción, de suerte que sin referencia a la praxis no pueden ser teorías críticas, sino que apela al estatuto fundamental práctico del logos de la teología cristiana [14].

Con estas ideas, el autor afirma que la idea cristiana de Dios es en sí una idea práctica, porque Dios no puede ser pensado sin que ese pensamiento afecte la cosmovisión de las personas que tratan de pensarlo. Pensarlo produce transformación: «Metánoia, conversión y éxodo no son puras categoría morales o pedagógicas, sino también categorías noéticas» [15].

En esta categoría noética entran las experiencias de los relatos de conversión, que no son meramente ropajes dramáticos de una teología «pura» preconcebida, sino que en realidad son parte del fenómeno básico de esta teología. O sea que pensar y hablar de Dios tiene una estructura rememorativa y narrativa, no como un adorno sino como esencia teológica. Lo mismo puede decirse de la praxis del seguimiento de Jesucristo que no es solamente «pensarlo» sino que es expresión de un saber práctico; porque solamente siguiéndolo, las personas cristianas saben a quién se han confiado y quién les da salvación. En este sentido, afirma Metz que toda cristología se encuentra bajo el primado de la praxis:

Ya en los relatos de seguimiento neotestamentarios se puede advertir claramente esta dialéctica cristológica. Ahí no hay ninguna distinción precisa entre narración y mandato, según la cual el oyente pudiera primero escuchar las historias de Jesús y luego reflexionar sobre las consecuencias que podría o no sacar para sí mismo. Estos relatos de seguimiento son por sí mismos interpelantes e imperativos. Contando la historia tratan de transformar al sujeto que escucha y disponerle así al seguimiento [16].

Desde el actuar excluyente de las minorías al actuar participativo de las mayorías populares

Se hace teología práctica desde la visión de las personas que sufren. No se hace teología para las personas que sufren desde mi propia posición como teórica o teórico de la teología práctica. Hacer teología práctica desde las personas empobrecidas es el lugar epistemológico por excelencia y el punto de partida de la construcción del conocimiento de la teología, y en nuestro caso, de la teología práctica. Esta última debe ir en desarrollo paralelo con otros movimientos sociales comprometidos con la liberación de las distintas opresiones por razones de género, etnia, religión, clase social y generación, y en sintonía con el pensamiento crítico, los movimientos sociales y las organizaciones de resistencia global.

¿Cómo se ve el acompañamiento pastoral desde la gente de las comunidades de fe en lugar de verlo desde la jerarquía de la iglesia o desde la directiva de la congregación? ¿Se han hecho suficientes esfuerzos para plantear la pastoral educativa desde las y los educandos y no desde el verticalismo pedagógico; la liturgia desde quienes participan del culto cristiano; la pastoral con ancianas y ancianos desde su punto de vista de la vida y la muerte?

Lamentablemente lo más común es hacer teología pastoral para las personas, desde la visión de quienes se adjudican el poder de decisión. Lo que deberíamos buscar no es pensar por las personas o que se acomoden a nuestros esquemas, o que resolvamos sus problemas. Más bien debemos reflexionar críticamente con ellas y ellos desde su situación. Sólo desde el mismo pueblo que sufre será posible descubrir y construir la verdad existencial [17]. Y es importante girar la mirada hacia las y los marginados, puesto que son los que más necesitan. Es decir, debemos orientar la manera de hacer ciencia

… a atender prioritariamente y preferencialmente los intereses de los grupos dominados, los problemas de las mayorías populares, las esperanzas y sueños de estos vastos sectores de la población latinoamericana que siguen debatiéndose con las exigencias prosaicas de la satisfacción a sus necesidades materiales más básicas [18].

Desde la relación unilineal sujeto-objeto, a la inter-relación multifocal sujeto-sujeto

El método participativo toma en cuenta el dinamismo de la historia, la conversación de las y los agentes pastorales con la comunidad, y la relación de agente-comunidad-contexto. Esta relación pasa a considerarse como el objeto de la investigación pastoral.

Existe una postura seria en la construcción del conocimiento considerando el modelo de relación sujeto-sujeto. Con rigor y teniendo a la vista la relación entre agente-comunidad-contexto, se lleva a cabo la observación, la reflexión y el análisis, la búsqueda de iluminación bíblica, teológica, antropológica y el planeamiento. Al participar colaborativamente en este proceso, las y los agentes pastorales investigan y evalúan su propia práctica y asumen responsabilidad por la misma [19].

Del dominio de la voz unívoca y universalizante, al grito liberador de la polifonía de voces y experiencias

El pensamiento jerárquico, analítico y reductor del positivismo montó una representación universalista y unívoca del mundo. Esa postura le cerró el paso a la diversidad y pluralidad de otras formas de entender e interpretar el mundo. Por el contrario, hay que ver la realidad como resultado de la intersubjetividad y en una interrelación de voces y experiencias, lo cual evita el determinismo y la idea de que un pensamiento o interpretación es superior a otra. El escenario que preparó la racionalidad moderna sobre la realidad es fragmentado, mecanicista, observable, cuantificable, predecible. Sin embargo, en el plano de la realidad la historia la hacen

... individuos con actitudes, valores, percepciones, sentimientos, que los hacen comportarse de maneras inesperadas o impredecibles (...) que se mueven en un espacio que transciende de lo físico a lo virtual. Se trata así, de una realidad compleja, sin fronteras (...) en donde predomina lo intangible [20].

Por eso, nuestra postura hermenéutica propone pensar en forma plural y diversa, y con una visión contextualizada del mundo que reconoce y aprecia la complejidad.

Del conocimiento acrítico, aséptico y neutral, al conocimiento comprometido y transformador

Ignacio Martín-Baró afirma que todo conocimiento está condicionado por los límites impuestos por la propia realidad, la cual nos aparece como opaca. Pero solamente cuando actuamos para transformarla es que podemos verla más claramente. Lo que vemos y cómo lo vemos está ciertamente condicionado por nuestra perspectiva, por el lugar desde el que nos asomamos a esa historia; pero está condicionado también por la propia realidad. De ahí que para adquirir un nuevo conocimiento no baste con ubicarnos en la perspectiva de las mayorías discriminadas y oprimidas, sino que también es necesario involucrarnos en una nueva praxis, «una actividad transformadora de la realidad que nos permita conocerla no sólo en lo que es, sino en lo que no es, y ello en la medida en que intentamos orientarla hacia aquello que debe ser» [21].

Con esta postura el horizonte está siempre abierto en proceso continuo de construcción. Por eso, las comunidades y quienes acompañan pastoralmente también están abiertos a los procesos de construcción de la liberación. La lectura crítica del contexto es uno de los factores determinantes en el proceso de la construcción de una teología práctica comprometida con la transformación hacia una sociedad más justa. Esa teología incluye como sujeto de investigación a la comunidad y a quienes sirven como agentes pastorales. De la re-lectura del contexto surge una nueva interpretación de la realidad. Las teólogas y los teólogos pastorales no consiguen abarcar todo el contexto en su amplitud; precisamente ésa es la razón de una constante interacción de acción-reflexión con la comunidad, lo cual puede resultar en una praxis transformadora.

Conclusión

A manera de conclusión, se puede decir que una psicología pastoral con perspectiva latinoamericana es aquella que parte desde la praxis y no desde la teoría; trabaja contextual, ecuménica e interdisciplinariamente a partir de la realidad vivida y sufrida; hace una opción a favor de las personas y los grupos discriminados y postergados; y tiene como horizonte normativo el Reino de Dios y su justicia. Como metodología privilegiada utiliza la participación de la comunidad como sujeto de su propia transformación promoviendo la equidad; y la relación de poder se define como poder-hacer (potenciación, creatividad), poder-con (colaboración), y poder para (cuidado solidario), en lugar de poder-sobre (autoritarismo, manipulación). Finalmente, esta psicología pastoral reconoce las propuestas planteadas desde la comunidad en busca de una nueva praxis transformadora y liberadora que promueva la esperanza de una nueva sociedad y humanidad.

 


1. Sara Baltodano posee un Máster (M Ph) en Cuidado Pastoral por la Universidad de St. Andrews, Escocia. Es presbítera de la Iglesia Presbiteriana, y ejerce como psicóloga y como profesora de Psicología Pastoral de la Universidad Bíblica Latinoamericana, San José, Costa Rica. Una versión anterior de este artículo fue publicada en Vida y Pensamiento, Vol. 28, No. 1 (2008), págs. 95-110.

2. Miguel Martínez Miguelez, «Sobre el estatuto epistemológico de la psicología», Polis, Universidad Bolivariana de Chile, Vol. 1, No. 4. (2003), pág. 1.

3. Paul Ricoeur, Freud: una interpretación de la cultura, Siglo XXI, México, 1973.

4. Casiano Floristán, Teología práctica. Teoría y praxis de la acción pastoral, Sígueme, 1993, pág. 206.

5. Jürgen Habermas, Ciencia y técnica como «ideología», Tecnos, Madrid, 1984.

6. Véase, Rodinei Baldinot, Ação pedagógica: Entre verticalismo pedagógico e práxis dialógic, Paulinas, São Paulo, 2006.

7. T. Popkewitz, Paradigma e ideología en investigación educativa, Mondadori, Madrid, 1988. Citado por J. Javier Ventura Blanco, «El prácticum en los estudios pedagógicos y la inserción laboral. Nuevos enfoques ante el reto europeo». Tesis doctoral, Universidad de Barcelona, 2005, pág. 308.

8. J.R. Koetting, Foundations of Naturalistic Inquiry: Developing a Theory Base for Understanding Individual Interpretations of Reality. Association for Educational Communications and Technology, Dallas, TX, 1984, pág. 296, citado por Ventura Blanco, ibid., pág. 309.

9. Michael Foucault, «¿Qué es la Ilustración?» (escrito en francés 1984), 1993. www.catedras.fsoc.uba.ar/mari/Archivos/HTML/Foucault_ilustracion.htm Fecha de consulta: 4 de febrero del 2008.

10. Casiano Floristán, Teología práctica. Teoría y praxis de la acción pastoral, Sígueme, Salamanca, 1993, pág. 136.

11. Evangelista Vilanova, Diccionario Abreviado de Pastoral. 3ra. Edición. Casiano Floristán, y Juan José Tamayo, Verbo Divino, Navarra, 1997.

12. Johannes Baptist Metz, La fe, en la historia y la sociedad: esbozo de una teología política fundamental para nuestro tiempo. Madrid: Cristiandad, 1979, pág. 65.

13. Ibid., pág. 265.

14. Ibid., pág. 66.

15. Ibid.

16. Ibid., pág. 67. Sobre el tema del seguimiento y el discernimiento, véase además la contribución de Jon Sobrino en, Cristología desde América Latina, Centro de Reflexión Teológica, México, 1976; y Jesús en América Latina: su significado para la fe y la cristología, Sal Terrae, Santander, 1982.

17. Ignacio Martín-Baró, «Hacia una psicología de la liberación» (1986), en, Amalio Blanco (compilador), Psicología de la liberación, Trotta, Madrid, 1998, pág. 298. El argumento de Martín-Baró afirma no sólo el imperativo ético de la solidaridad con el pueblo sufriente, sino también el privilegio epistemológico (como la posibilidad de conocer mejor) que resulta de tal opción socio-política.

18. Ibid., pág. 328 en adelante.

19. Véase, Rodinei Baldinot, Ação pedagógica: entre verticalismo pedagógico e praxis dialógica, Paulinas, São Paulo, 2006.

20. Carlos Rodríguez Gutiérrez, «Crítica epistemológica a los sistemas cerrados y jerárquicos de la Modernidad. Análisis del espacio virtual organizacional e institucional desde el pensar complejo». Utopía y praxis latinoamericana, Año 12, No. 38 (julio-septiembre 2007), págs. 83-98.

21. Martín-Baró, op. cit., pág. 299.


 
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