Tumba vacía

Ahora entiendo el evangelio (4/20)
El evangelio de Pablo
por Antonio González

En los escritos de Pablo encontramos frecuentemente la polémica contra aquellos que en su tiempo proclamaban un «evangelio distinto» (Gal 1,6; 2 Co 11,4). Frente a ellos, Pablo proclamaba lo que él llamaba «mi evangelio» (Ro 2,16; 16,25; cf. 2 Ti 2,8). Con eso no pretendía hablar de un evangelio que fuera suyo en exclusiva. Más bien Pablo entendía que él proclamaba el único evangelio posible. Lo que sus adversarios proclamaban no era, según Pablo, ni siquiera un evangelio, porque solamente el «evangelio del Mesías» sería verdadero evangelio (Ga 1,7).

1. Pablo expone su evangelio

Para tratar de entender esto, lo primero sería preguntarnos en qué consistía el evangelio de Pablo. El problema está en que Pablo, en sus cartas, solía presuponer que sus oyentes ya habían escuchado el evangelio, y por tanto no lo volvía a exponer en detalle. Posiblemente por eso encontramos en las cartas de Pablo tan poca información sobre la historia misma de Jesús, su vida, su muerte, etc. Igualmente, a pesar de sus muchas referencias al evangelio, no encontramos muchos lugares donde nos lo exponga sistemáticamente.

Hay sin embargo un lugar en las cartas de Pablo donde nos encontramos lo más parecido a una exposición sistemática del evangelio. Es decir, del único evangelio, del evangelio del Mesías. Se trata del capítulo 15 de la primera carta de Pablo a los corintios. El capítulo comienza así:

Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes, por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano (1 Co 15:1-2).

Pablo se dispone a exponer su evangelio. Lo hace en un contexto muy concreto: los corintios han expresado dudas acerca de la resurrección de Jesús. Por eso, la exposición del evangelio que hace Pablo se detiene cuidadosamente en explicar lo mejor posible todo lo referente a la resurrección. La exposición que hace Pablo de su evangelio tiene este esquema:

  • El Mesías murió por nuestros pecados (vv. 3-4).
  • El Mesías resucitó y hay muchos testigos (vv. 4-7).
  • Pablo como testigo y último de los apóstoles (vv. 9-11).
  • La resurrección es esencial para la fe (vv. 12-22).
  • El orden: Primero la resurrección del Mesías. El Mesías reina hasta vencer a todos los enemigos. Dios lo será todo en todos (vv. 23-28).
  • De nuevo explicaciones sobre la resurrección (vv. 29-58).

Como vemos, esta exposición del evangelio habla de la muerte de Jesús por nuestros pecados. Pero no sólo eso. Para Pablo, el evangelio incluye esencialmente la resurrección. En muchas exposiciones del evangelio se olvida este paso. A veces, da la impresión de que la muerte de Jesús por nuestros pecados sería suficiente para que hubiera evangelio. Sin embargo, en Pablo es claro que el evangelio no sólo incluye la muerte de Jesús por nuestros pecados, sino también la resurrección (2 Ti 2,8). ¡Es normal si el evangelio es una buena noticia!


    En muchas exposiciones del evangelio se olvida el paso de la resurrección. A veces, da la impresión de que la muerte de Jesús por nuestros pecados sería suficiente para que hubiera evangelio. Para Pablo, sin embargo, el evangelio incluye esencialmente la resurrección.


2. El reino también

A poco que nos fijemos, en el evangelio, tal como lo presenta Pablo, no sólo está la muerte y la resurrección. Pablo también nos habla del reino. Claro está que se trata del reinado de Mesías. Como es sabido, la palabra «Mesías» se utilizaba para designar al rey, que según la costumbre era ungido para desempeñar su misión. Se esperaba que el Mesías fuera un descendiente de David. Y la palabra «Cristo» simplemente traduce la palabra Mesías. Es decir, tenemos tres palabras equivalentes: Mesías, en hebreo; Cristo, en griego, y Ungido en español.

Pues bien, lo que dice Pablo es que el Mesías, resucitado, irá derrotando a «todos los señoríos, autoridades y poderes», y que finalmente entregará el reinado al Dios y Padre. Según Pablo, el Mesías «ha de reinar hasta que todos sus enemigos sean puestos debajo de sus pies» (1 Co 15,23-24). Finalmente, cuando todo esté sometido al Mesías, el Mesías mismo se someterá a Dios, para que Dios lo sea todo en todos (1 Co 15,28).

De momento, estas afirmaciones pueden sonar un poco oscuras. Sin embargo, en este momento solamente nos interesa subrayar que, en la presentación que Pablo hace del evangelio, se habla también del reino. Aunque aquí no se nos habla simplemente de reino de Dios, sino también de un reino del Mesías. O un reino que pertenece a Dios, pero que es ejercido por el Mesías.

De este modo, vemos que no hay un contraste tan grande entre lo anunciado por Jesús (el reinado de Dios), y lo que anuncia Pablo (el reinado de Dios ejercido por Jesús). En ambos casos, el mensaje del evangelio es un mensaje sobre el reino. Como también sucedía en Isaías.

Lo que aporta Pablo, después de la muerte y resurrección de Jesús, es una idea más concreta de cómo se constituye el reinado de Dios. Podríamos decir que, en lugar de las «cuatro leyes espirituales», lo que nos expone Pablo cuando presenta su evangelio son tres grandes componentes del evangelio:

  • La muerte de Jesús por nuestros pecados.
  • La resurrección de Jesús.
  • El reinado del Mesías, que es también reinado de Dios.

Esos serían los ingredientes fundamentales del evangelio. Ahora bien, ¿por qué precisamente esos tres elementos? ¿Cómo se relacionan entre sí? ¿Qué unidad hay entre ellos? Todo parece indicar que, para entender el evangelio, tenemos que entender más claramente esos tres ingredientes del evangelio, y la relación que hay entre ellos.

3. Para la reflexión

  • Lee el capítulo 15 de la primera carta a los Corintios.
  • ¿Cómo piensas que se puede relacionar la muerte y resurrección de Jesús con el reino de Dios?
  • ¿Qué diferencias ves entre la presentación que Pablo hace del evangelio y las que normalmente has escuchado?
  • ¿Por qué crees que el evangelio incluye la resurrección de Jesús?
  • ¿En qué sentidos crees que el evangelio, tal como lo presenta Pablo, es buena noticia?